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lunes, 26 de junio de 2017

GUIÓN DE RADIO INDEPENDENCIA

Happy Pharrel Williams
Nuevamente  ¡Muy Buenos Días!!!  Una vez más nos encontramos en Radio villa Urqui en el 1715 del dial con toda la información al instante.
Y nuevamente los convocamos en una fiesta ¡Estamos de fiesta corrida!
Nos encontramos aquí Locutor 2, Locutor 3, Locutora 4 y quien les habla…Locutor 1. ¿Cómo están ustedes?

Locutor 2: ¡Otra vez con mucha expectativa!

Locutor 3: ¡Y si! Después de las noticias que tenemos  desde hace varios meses, es necesario  tomar una resolución

Locutora 4: Buenos Días! Parece que hay una movida importante y algunos dicen que es a pedido de San Martín

Locutor 1: Y si, es así. Acá esperando noticias porque algunas fuentes nos informan que varios altos funcionarios de nuestro país se reunirían en Tucumán. Pero esta vez tampoco nos podemos olvidar de nuestros auspiciantes…
Música de propagandas
Locutora de propagandas: Llamá  al 45352233 JULIO, al 152233JULIO o a @radiovillaurqui #seviene la independencia

Locutor 1: Vamos al móvil porque tenemos un alerta
Música de TN





DESPACITO Luis Fonsi


Ruido de tráfico, bocinas







LOCUTORA
Móvil 1: Buenos días acá…. Desde Tucumán. Varios funcionarios estarían llegando desde distintos puntos del país para acordar una situación  definitiva a nuestros problemas y seguir resistiendo la invasión de los godos.
Algunos llegarán en carruajes pero tardan mucho!! Saben cómo vienen? (Nooo)Vienen así!!!

Coreo Despacito

Escuchamos el valiente testimonio de un taxista:

Móvil: ¿Por qué tardan tanto en llegar los congresales?
Taxista: Y…eso depende de cómo vengan…
Móvil: ¿Y cómo vienen?
Taxista: Y, el que viene en Galera  tarda 25 o 30 días y le sale 40 reales por km. Si viene en sopanda un poco menos…
Móvil: ¡Hay algún otro transporte?
Taxista: Si, en carreta. Tarda 50 días y cuesta 20 reales por km. ¿Y sabe qué?
Móvil: ¿Qué?
Taxista: Y…no ir al trabajo y quedarse en la cama No TIENE PRECIO
Todos tienen precio, pero el más tranquilo tiene  VISA, LA TARJETA INDEPENDIENTE.

Móvil: Hasta aquí nuestra información. Seguimos comunicados.

Locutor 1: ¡Gracias Móvil 1! Seguimos esperando las resoluciones. ¡Parece que hay mucho lío! Escuchemos el informe del tránsito:
Ruido de helicóptero
Aquí sobrevolando la casita de Tucumán. Se ven llegar varias galeras. Algunas están demoradas por encontrarse en el medio de una laguna. Uno de los damnificados informó: -Lo único que puedo decir es que hasta acá me trajo el GPS!!!!
¡Nunca se vió un embotellamiento semejante!
Volvemos a estudios

Locutor 2: ¡Parece que se vienen no!!
Locutor 3: Sii. Se hace muy necesaria la Independencia, al caer Napoleón y con la liberación del rey, quieren volver a colonizar. ¡No se puede permitir!!
Locutora 4: ¡Dicen que hasta San Martín dijo que la Independencia se hace imperiosa!
Locutor 1. Parece que es asi…pero, como siempre,  no nos podemos olvidar de nuestros auspiciantes…
Publicidad
Música Brasil decime qué se siente


Rap Liga de Leyendas (Cara o cruz LOL Rap)
Música 

Publicidad Renault 4 1982


Música de Intrusos ''You're The First , The Last , My Everything'' - Barry White





LIBERTANGO
























De música ligera



Música de TN
























Gato el Pintao
¡No dejes que el abuelo piense que siempre estamos festejando el Mundial!! La Bandera, la Escarapela y el Escudo, son nuestros símbolos patrios. Muchachos!!! Siempre voy descontrolado!! Con bandera y con escudo para la revolución!!! Tu hinchada!! La que copa en todas partes, con la escarapela grande, hará grande la nación!!!

Deshacete de los villanos!! Creá tu propio ejército!! Sé como San Martín!! ¿Cómo? Comprá sables Tramontana- No aceptes imitaciones!! Tramontana, un sable de verdad.

¡Vendemos Carretas!! Grandes, chiquitas, sedan o deportivas. La mejor calidad y el mejor precio!! Promo de la semana: Al costo de tres peinetones te regalamos rueda de auxilio para tu carreta-
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Locutor 1: ¡Que novelón no!!??
Locutor 2. Sii!! No me lo pierdo!!
Locutor 3 ¡Se sabe algo de la Independencia? Ser o no ser---
Locutor 4. ¿Parece que estarían todos! Pero todavía no se sabe nada…
Locutor 1: Sigamos entonces con lo nuestro. ¿Qué paso en “Entrometidos”?
Locutor 2: Parece que estuvieron en el backstage de la tertulia- Se dice que en la casita de Tucumán se están dando obras de teatro secretas…
Locutor 3. Ah! Como en el Museo Saavedra!
Locutor 2. Tenemos un informante que nos pasó por whatsapp el audio de la obra. Escuchemos…
Director: Empezamos el ensayo!!!
(Música Libertango)
§        Me parece una música muy moderna para una obra tan delicada como esta!
§        Yo no estoy de acuerdo con tu opinión. ¡Además esos intérpretes son mis amigos!
§        No porque sean tus amigos tienen que ser buenos
§        ¡Pero lo son!! ¡Cómo se nota que nunca estuviste en un Martín
Fierro!
Locutor 2. Nuestros investigadores sospechan de una rebelión de gobierno. Por eso los actores están tan nerviosos ¡Un aplauso por favor!!__________________________________________________________
Locutor 1: ¡Mejor dejemos los chismes y vamos al momento del juego!
Hay juegos frente al jardín de la República y allí tenemos un móvil también. ¡Escuchemos!

Móvil: ¡Acá hay varios juegos con la última tecnología para disfrutar!
Escuchemos a los expertos:
Ex1. ¡Ya salió el palo enjabonado! Viene para Family y su última versión para Sega también.  El palo enjabonado es un juego muy difícil pero lo bueno es que crece en cada nivel

Ex2- ¡Y en un tiempo muy lejano!---La consola Nintendo!! Incluye el famoso PPT o “piedra, papel o tijera” para los que no lo saben todavía!! Comprando un gallo te llevás gratis el CHICKEN FIGHTER 1800


Ex3- ¡Que tal!! Ahora vamos a presentar un juego super especial!! Se trata del GUITAR HERO y esta vez…Con música de Soda Stereo!! Miren qué relista!!!!!
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Locutor 1: ¡Que loco no! ¡Cuántas cosas nuevas!
Pero , seguimos con las cosas serias…o eso creo- ¿Sabemos algo de Tucumán?
Locutor 2: Seguro  que ya  tenemos novedades
Locutor 3: ¡Veamos!
Locutor 4: ¡Vamos al móvil!
Móvil: Aquí desde la Casa de Tucumán, transmitiendo en vivo. Escuchemos los acontecimientos…
(En off)
“Nos los representantes de las Provincias Unidas en Sud América, reunidos en Congreso General, invocando al Eterno que preside al universo, en el nombre y por la autoridad de los pueblos que representamos, protestando al cielo, a las naciones y hombres todos del globo la justicia, que regla nuestros votos, declaramos solemnemente a la faz de la tierra que, es voluntad unánime e indudable de estas provincias romper los violentos vínculos que las ligaban a los reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojadas, e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli.
Móvil. ¡Estas son las buenas nuevas! Volvemos a estudios.

Locutor 4: ¿Ahora parece que si lo logramos?
Locutor 3: ¡No parece! ¡Es seguro!
Locutor 2: ¡Ahora no solamente somos libres. También somos Independientes!
Locutor 1: ¡Entonces nosotros también tendremos flor de fiesta!! ¡Y parece que hay baile!! Vamos??
Nos despedimos así una vez más de nuestro programa habitual de Radio Villa Urqui…la que siempre te escucha!!





jueves, 8 de junio de 2017

TESEO Y EL MINOTAURO


Resultado de imagen para Teseo y el minotauro actividades

Aquella noche Egeo, el anciano rey de Atenas, se mostraba tan triste y preocupado que su hijo Teseo le dijo:
-Qué mal aspecto tienes, padre... ¿Te aflige algún pesar?
-¡Ay de mí! Mañana es el día maldito en que, como todos los años, he de enviar siete doncellas y siete muchachos de nuestra ciudad al rey Minos de Creta. Fue el trato que hicimos para que no ataquen Atenas. Los desgraciados están condenados...
-¿Condenados?¿Qué crimen han cometido para tener que morir?
-¡Morir! ¡Si solo fuera eso: los devorará el Minotauro!
Teseo sintió un escalofrío. Llevaba mucho tiempo fuera de Grecia y acababa de regresar a su patria, pero había oído hablar del Minotauro. Se decía que este monstruo, con cuerpo de hombre y cabeza de toro, se alimentaba de carne humana.
-¡Padre, no consientas semejante infamia! ¿Por qué permites que se perpetúe tan odiosa costumbre?
-No tengo más remedio-suspiró Egeo-. Mira, hijo, antaño perdí una guerra contra el rey de Creta. Desde entonces he de pagarle como tributo, todos los años, catorce jóvenes atenienses, que el monstruo devora...
Con todo el ardor de su juventud, Teseo exclamó:
-¡En ese caso, permite que vaya a la isla! Acompañaré a las víctimas y me enfrentaré al Minotauro, Padre. ¡Lo venceré y te libraré de tan horrible deuda!
Al oír aquellas palabras, el anciano Egeo se estremeció y estrechó a su hijo entre sus brazos:
-¡Jamás! Me espantaría perderte.
Años atrás, el rey había estado a punto de envenenar a Teseo sin darse cuenta debido a una estratagema de Medea, su segunda esposa, que aborrecía a su hijastro.
-¡No, no consentiré que vayas! Además, dicen que el Minotauro es invencible. ¡Vive oculto en un extraño palacio llamado Laberinto! Tiene tantos pasadizos, y son tan intrincados que los que se adentran por ellos no saben cómo salir. Y acaban por encontrarse con el monstruo, que los devora. Teseo era tan obstinado como intrépido. Insistió, se enfadó, y luego recurrió a los mimos y a la persecución hasta que el anciano rey Egeo, con el corazón desgarrado, acabó por ceder.
A la mañana siguiente, Teseo se dirigió junto con su padre al Pireo, el puerto de Atenas. Les acompañaban los jóvenes que iban a emprender su último viaje. Los ciudadanos contemplaban la procesión, unos con lágrimas en los ojos, otros amenazando con el puño a los emisarios del rey Minos que flanqueaban el siniestro cortejo. Al cabo,, el grupo llegó al muelle dónde estaba atracada una galera de velas negras. El rey explicó a Teseo:
-Son una señal de luto. Ay, hijo mío..., si regresas vencedor, no olvides cambiarlas por velas blancas, para que sepa, aún antes de que llegues a puerto, que estas vivo.
Teseo se lo prometió. Luego abrazó a su padre y se embarco con el resto de los atenienses.
Una noche, durante la travesía, Neptuno, el dios del mar , se apareció en sueños a Teseo y le dijo sonriente:
-Mi buen Teseo: eres tan valiente cómo un dios. Cosa nada rara, pues eres tan hijo mío cómo de Egeo...
Entonces Teseo se enteró del fabuloso relato de su nacimiento.
-Cuando te despiertes, tírate al agua-le indicó Neptuno-. Encontrarás un anillo de oro que Minos perdió hace mucho tiempo.
Teseo se despertó. Era de día y a lo lejos se avistaban las islas de Creta.
Entonces, ante la mirada estupefacta de sus compañeros, Teseo se tiró al agua. Al llegar al fondo divisó una joya que relucía entre las rocas, y la tomó; el corazón le latía fuertemente.
De modo que todo lo que le había dicho Neptuno era verdad: ¡era un semidiós!
Este descubrimiento hizo que redoblaran sus ánimos y su valor.
Cuando la nave atracó en el puerto de Cnosos, Teseo vió entre la muchedumbre al rey rodeado de su séquito y fue a presentarse ante él:
-Salve, poderoso Minos. Soy Teseo, hijo de Egeo.
-Espero que no hayas venido de tan lejos a implorar mi clemencia- dijo rey, mientras contaba cuidadosamente a los catorce jóvenes atenienses.
-No. Lo único que te pido es que no me separes de mis compañeros.
Los acompañantes del rey dejaron escapar un murmullo. Este contempló con desconfianza al recién llegado. Reconoció el anillo de oro que Teseo llevaba en el dedo y se preguntó muy sorprendido de qué prodigio se abría valido el hijo de Egeo para encontrar la joya. Luego rezongó en tono de desconfianza:
-¡ De modo que pretendes enfrentarte al Minotauro! En ese caso, habrás de hacerlo solo con las manos: deja aquí las armas.
Entre la comitiva del rey se encontraba  Ariadna, una de sus hijas. Impresionada por la temeridad del príncipe, pensaba horrorizada que pronto la pagaría con su vida. Teseo había estado mirando un buen rato a Ariadna. Desde luego le había llamado la atención su belleza, pero se quedó sobre todo intrigado porque estaba tejiendo..
-Vaya un sitio más raro para tejer - se dijo Teseo para sus adentros.
Sí, a Ariadna le gustaba tejer porque podía dedicarse a meditar. Y sin dejar de mirar a Teseo, se le estaba ocurriendo una idea descabellada...
-Venid a comer y a descansar - les ordenó el rey Minos-. Mañana os conducirán al Laberinto.
Teseo se despertó sobresaltado: ¡alguien acababa de entrar en el aposento en el que dormía! Escudriñó la oscuridad y lamentó que le hubieran despojado de su espada. Una silueta blanca se destacó entre las sombras y un familiar chasquido de las agujas le reveló la identidad de la visita.
-No temas. Soy yo, Ariadna.
La hija del rey se acercó al lecho y se sentó. Cogió la mano del joven y le suplicó:
-¡Ay, Teseo, no vayas con tus compañeros! Si entras en el Laberinto, no podrás salir de él nunca más. Y no quiero que mueras...
Los estremecimientos de Ariadna revelaron a Teseo la naturaleza de los sentimientos que la habían empujado a ir a verlo aquella noche. Muy turbado murmuró:
-He de hacerlo, Ariadna. Tengo que vencer al Minotauro.
-Es un monstruo. Lo aborrezco. Pero es mi hermano...
-¿Cómo? ¿Qué dices?
-Ay, Teseo, deja que te cuente una historia... Mucho antes de que yo naciera, mi padre, el rey Minos, cometió la imprudencia de burlarse de Neptuno, sacrificando un pobre toro, flaco y enfermo, en lugar del magnífico toro que él le había enviado. Al poco tiempo, mi padre se casó con la hermosa Pasifae, que es mi madre. Pero Neptuno tramaba una venganza. En recuerdo de la antigua ofensa que le había hecho, consiguió que Pasifae perdiera la cabeza y se enamorara de un toro. Ya te puedes imaginar el resto, mi madre es la madre del  Minotauro. Mi padre no tuvo valor para matarlo, pero intentó ocultarlo para siempre de los ojos del mundo. Mandó llamar al mejor de sus arquitectos, Dédalo, el cual diseñó el laberinto. ¡Pero no te creas que estoy de parte del Minotauro! ¡Ese devorador de hombres merece mil veces la muerte!
-En ese caso, lo mataré.
-Aunque lo consiguieras, no serías capaz de salir del Laberinto.
-¡Pues que le vamos ha hacer!
Un prolongado silencio cubrió la oscuridad.
De repente, la muchacha se arrimó al joven y le dijo:
-Teseo, si te proporciono el medio para salir del Laberinto, ¿me llevarías contigo?
El héroe no contestó. Desde luego, Ariadna era muy atractiva, y era la hija del rey. Pero había llegado a aquella isla, no en busca de esposa sino a liberar a su país de una carga.
-Conozco las costumbres del Minotauro -le insistió ella- y sé cuales son las debilidades y como podrías vencerlas. Pero esa victoria tiene un precio: ¡Me llevarás contigo y me harás tu esposa!
-Está bien. Lo acepto.
Le confió mil secretos que al día siguiente le permitirían vencer al Minotauro. Y el sonido de su voz se mezclaba con el incesante chasquido de las agujas: Ariadna no había dejado ni un momento de tejer.
Frente a la entrada del Laberinto, Minos ordenó a los atenienses:
-¡Entrad, ha llegado la hora...!
Mientras los catorce jóvenes, completamente aterrorizados, iban entrando uno a uno en la extraña construcción, Ariadna le susurró al oído a su protegido:
-Teseo, toma este hilo y, ¡por lo que más quieras, no lo pierdas! Será lo que nos una.
Tenía en la mano el ovillo de la labor que tejía continuamente. El héroe tomó lo que ella le daba: un tenue hilo, casi invisible. Aunque el rey Minos no adivinó lo que tramaban, sí  se dió cuenta de que al muchacho y a su hija les costaba mucho separase.
-¿Qué pasa, Teseo?¿Te da miedo entrar? Sin decir ni una palabra, el héroe se metió en el corredor y enseguida se unió a sus compañeros, que, en una bifurcación, no sabían que camino tomar.
-¡Qué más da! Sigamos por la derecha.
Llegaron a un callejón sin salida, dieron media vuelta y tomaron otro camino, que les condujo a otra bifurcación de la que partían varios pasadizos.
-Vayamos por el del centro. Y no nos separemos.
Al poco salieron al aire libre; habían dejado atrás las paredes del Laberinto y ahora se encontraban ante unos matorrales muy espesos.
-¿Quién sabe? -murmuró uno de los atenienses- igual el destino nos brinda la oportunidad de no toparnos con el Minotauro..., sino con la salida.
Teseo sabía que desgraciadamente aquello era imposible: Dédalo había ideado la construcción de modo que siempre se llegara al centro de la misma.
Y eso fue exactamente lo que pasó. Al anochecer, cuando sus compañeros empezaban a quejarse de cansancio y de hambre, de repente Teseo les ordenó:
-¡Deteneos! Escuchad. ¿No os huele a algo raro...?
Las paredes les devolvían el eco de unos rugidos impacientes y en el aire flotaba un denso olor a carroña.
-Ya llegamos- murmuró Teseo-. ¡Estamos cerca del antro del monstruo! ¡Aguardadme y, sobre todo, no os mováis de aquí!
Se marchó solo, sin soltar el hilo de Ariadna.
De repente llegó a una explanada circular parecida a una plaza de toros allí estaba el monstruo más horroroso que jamás se pudo haber imaginado: era un gigante con cabeza de toro, y brazos y piernas musculosos como troncos de roble. Al ver llegar a Teseo, el Minotauro emitió un feroz bramido de golosa satisfacción, abriendo las babeantes fauces. Bajó la testa bovina y peluda, apuntando a su presa con su afilada cornamenta. Luego se abalanzó sobre su víctima golpeando la arena con las pezuñas de sus pies.
El suelo estaba cubierto de huesos. Teseo tomó el más grande y lo blandió. Cuando el monstruo se disponía a ensartarlo con sus astas se hizo a un lado y le asestó en el morro un golpe rotundo capaz de derribar a un buey ...¡Pero no tan violento como para matar a un Minotauro!
El monstruo rugió de dolor. Sin darle tiempo para recuperarse, Teseo se agarró con todas sus fuerzas de las astas y saltó sobre su peludo lomo. Encaramado sobre él, apretó las piernas como si fueran tenazas y trató de estrangularle. Incapaz de respirar el monstruo se debatía furioso. No podía cornear a su adversario que estaba firmemente trabado a él. Pataleó, se cayó, se revolcó por el suelo. A pesar de que la arena se le metía en los ojos y en los oídos, Teseo, siguiendo los consejos de Ariadna, no soltaba a su presa.
Poco a poco el Minotauro fue perdiendo las fuerzas y al cabo emitió un espantoso bramido de rabia, se estremeció y exhaló el último suspiro. entonces Teseo se apartó de aquella enorme masa inerte. Su primer impulso fue ir a recuperar el hilo de Ariadna.
El silencio insólito y prolongado había hecho que acudieran sus compañeros.
-¡Quién lo iba a decir! ¡Has vencido al Minotauro! ¡ Estamos salvados!
Teseo pidió que le ayudaran a arrancar las astas al toro.
-Así sabrá Minos que ya no puede reclamar ningún tributo - les explicó-.
-¿De qué no va a servir? Es cierto que hemos salvado la vida pero nos aguarda una muerte lenta, pues nunca seremos capaces de salir de aquí.
-Ya lo creo -afirmó Teseo mostrándoles el hilo-.¡Mirad!
Echaron a andar rápidamente. Gracias al hilo podían recorrer en sentido inverso el tortuoso y largo camino que los había conducido hasta el Minotauro. A duras penas lograba Teseo calmar su impaciencia .Se preguntaba que dios bienhechor habría inspirado a Ariadna aquella idea genial. Al poco rato el hilo se puso tenso: desde la otra punta alguien tiraba de el con tanta impaciencia como Teseo.
Al cabo de unas horas salieron al aire libre. El agotado héroe tiró al suelo, junto a la entrada, la sanguinolenta cornamenta del Minotauro.
-¡Teseo..., al fin!¡lo conseguiste!
Loca de amor y de alegría, Ariadna corrió hacía él y ambos se fundieron en un abrazo. La hija de Minos contempló tiernamente el revoltijo del enorme ovillo que Teseo tenía entre las manos y le reprochó con una sonrisa:
-Hay que ver, ya podías haberlo enrrollado un poquito...
Empezaba a amanecer. Teseo y sus compañeros, junto con Ariadna, cruzaron sigilosamente las calles de Cnosos y llegaron al puerto.
-Agujeread el casco de todos los navíos cretenses - les ordenó Teseo.
-¿Por qué?- preguntó Ariadna muy sorprendida.
-¿Acaso piensas que tu padre se va a quedar impasible?¿Qué va a permitir que su hija se fugue con el que ha matado al hijo de su esposa?
-Tienes razón- admitió ella-.¡Habrá que ver que castigo impone a Dédalo puesto que el Laberinto no ha servido para proteger al Minotauro como mi padre deseaba!
Cuando despuntó el sol, la galera de Teseo zarpaba del puerto y navegaba rumbo a Grecia...
Durante el viaje de vuelta Teseo tuvo un sueño muy extraño esta vez fue otro dios Baco, el que se le apareció y dijo:
-Es preciso que abandones a Ariadna en una isla, no será tu esposa para ella tengo proyectos más gloriosos.
-Pero es que le he prometido ...-farfulló Teseo.
-Ya lo sé. Pero tienes que obedecerme, o sino te expondrás a la cólera de los dioses.
Cuando Teseo se despertó todavía tenía dudas. Pero al día siguiente la galera tuvo que enfrentarse a una tempestad tan violenta que el héroe vio en ella un aviso divino.
Entonces gritó al vigía:
-¡Hay que hacer escala inmediatamente!¿No ves tierra allá a lo lejos?
-¡Si! Isla a la vista... Debe de ser Naxos. Atracaron en la isla a la vista de que se calmaran los elementos.
La tempestad amainó durante la noche. Al alba mientras Ariadna estaba tendida todavía sobre la arena. Teseo reunió a sus hombres y les ordenó a hacerse inmediatamente a la mar. Sin la muchacha.
-¡No queda más remedio!-añadió al ver el reproche retratado en los rostros de sus compañeros. Los dioses no actúan sin motivo.
Desde luego Teseo desconocía los propósitos de aquel dios enamorado y celoso. Sentía remordimientos mientras navegaban rumbo a Atenas. Estaba tan ocupado que se olvidó de lo que le había dicho su padre antes de partir...
Apostado en lo alto del faro , el vigía gritó:
-¡Barco a la vista! Sí...es la galera real que regresaba de Creta. ¡Rápido, id a avisar al rey!
Hay menos de tres kilómetros entre Atenas y su puerto. Esperanzado e inquieto, al anciano rey Egeo llegó corriendo hasta los muelles.
-¿Y las velas?-preguntó levantando la cabeza hacia al vigía-.¿Puedes ver las velas y decirme de qué color son?
-¡Ay, mi señor, son negras!
El anciano Egeo no quiso saber más. Transido de dolor se tiró al agua y se ahogó.
Cuando la galera atracó,  Teseo fue corriendo hacia Egeo en la playa, en seguida comprendió lo que había sucedido y se maldijo por haber sido descuidado.
-¡Padre, no!¡No..., estoy vivo!¡Vuelve a la vida, por caridad!
Demasiado tarde: Egeo estaba muerto. Teseo se sumió en un dolor que le hizo olvidar su reciente victoria sobre el monstruo. El héroe pensaba con amargura que acababa de perder esposa y padre.
-¡Teseo, ahora eres tú el rey!-Proclamaron los atenienses postrándose ante él.
El nuevo soberano se quedó un momento  absorto ante el cuerpo sin vida de Egeo y luego decretó solemnemente:
-¡De ahora en adelante este mar llevara el nombre de mi amado padre!
Y por eso, desde ese día, desde que el vencedor del Minotauro regresó de Creta, el mar que rodea Grecia se llama Mar Egeo.

Actividades de comprensión


1.    Busca en el relato del Minotauro las situaciones que se correspondan con los siguientes  temas.

A- Venganza:

B- Traición:

C- Peleas entre los hombres y dioses:

D- Plan:

E- Engaño:

F- Sucesos extraordinarios:

G- Temeroso de los dioses:

2.    ¿Con qué dos palabras se forma el nombre Minotauro? Explica que significa cada una de ellas en relación con la historia.

3.    Da el significado de las siguientes palabras de acuerdo con lo leído en el relato:

-       Creta:

-       Atenas:

-       Tributo:

-       Osamentas:

-       Morro:

4.    A- Hagan una lista de los personajes que aparecen en el relato.

B- Inventen para cada uno de ellos una oración que resalte una característica principal. Por ejemplo, Dédalo, el genial constructor.

5.     ¿En qué contexto o momento específico podrías utilizar la expresión “el hilo de Ariadna”?

6.    Enumera las distintas virtudes o atributos positivos que tiene el héroe Teseo. Ahora describe a Teseo.

7.    Menciona todos los atributos negativos que tiene el Minotauro. Ahora describe al Minotauro.

8.    ¿Qué consecuencias negativas ocasionó la prueba de Teseo?

9.    Observa la imagen que esté relacionada con el relato y explica dicha relación.

10. Minos aceptaba no destruir Atenas pero  ellos debían cumplir con una condición ¿Cuál era esa condición?

11. ¿Por qué el barco que llevaba a los jóvenes atenienses tenía velas negras? ¿Cuándo izarían las velas blancas?

12. ¿Cómo ayudó Ariadna a  Teseo?

a. Adentrándose con él en el laberinto.

b. Dándole un plano para poder orientarse.

c. Dándole una espada  mágica  y un ovillo de hilo.

d. Desenrollando el ovillo para que le fuera más fácil.

13. ¿Qué le hizo prometer Ariadna a Teseo si lograba matar al Minotauro?

a. Casarse con ella.

b. No olvidarla nunca.

c. Llevarla con él a su país.

d. Pedirle perdón al rey.


14. Ordená las acciones de la lucha de Teseo

___Teseo le dió un golpe en el medio de la cabeza
___ Cortaron las astas del Minotauro para llevarlas como prueba
___Lo tomó con las piernas como si fueran tenazas para estrangularlo
___Tomó un hueso grande y lo agitó
___Teseo tomó por las astas al Minotauro

15. El viaje de regreso fue complicado. Una tormenta los arrojó a una isla. Cuenta qué ocurrió con Ariadna.

16. La pérdida de Ariadna hizo que Teseo se sintiera…

a. Contrariado.

b. Complacido.

c. Triste.

d. Decepcionado.

17. ¿Por qué se arrojó el rey  al mar?

18. Lee el texto y completa:

Al llegar a ________________  , el propio rey ___________  los examinó para confirmar que servían como sacrificios humanos. ___________ , al encontrarse en la corte, conoció a la hija de éste,________________  , de quien se enamoró. Ella se enteró del objetivo que tenía Teseo y, habiéndose enamorado también de él, decidió ayudarle, ya que a pesar de que lograse matar al___________________  , salir del laberinto era tarea imposible. Por ello, le entregó un ovillo de hilo.

19. Escribí un final distinto para esta historia.

20. REFLEXIÓN SOBRE EL LENGUAJE

-Revisá los siguientes links:

http://elblogde6profeana.blogspot.com.ar/2016/03/sinonimos-y-frases-sinonimas.html
http://elblogde6profeana.blogspot.com.ar/2016/04/los-antonimos.html

1. Transcribe las palabras del texto que están en negrita. Busca el significado de las mismas y reeplazálas por un sinónimo o frase sinónima.

2. Observa el punto 7. ¿Qué palabras serían antónimos de los atributos que elegiste?

3.  Indica si las siguientes palabras son sinónimos (s) o antónimos (a). Luego, elegí cinco pares de sinónimos y cinco de antónimos y escribí una breve  historia.

1) subir-ascender
2) ​bajar-descender
3) ​subir-elevar
4) ​ordenador-computador
5) ​listo-tonto
6) ​bonito-feo
7) ​lista-inteligente
8) ​escalón-peldaño
9) ​insípido-soso
10) ​perder-encontrar
11) ​unir-separar
12) ​blanco-negro
13) ​bonito-bello
14) ​pegar-golpear
15) ​rezar-orar
16) ​enfriar-calentar
17) ​claro-oscuro
18) ​sedoso-rasposo
19) ​dar-quitar
20) ​bailar-danzar
21) ​bello-feo
22) ​nervioso-tranquilo
23) ​entender-comprender
24) ​mover-fijar
25) ​tranquilizar-calmar
26) ​alegría-tristeza
27) ​andar-caminar
28) ​gritar-vociferar
29) ​hablar-callar
30) reír-llorar

4. Observa este link y explicá qué características de la estructura del mito encontrás y cuáles descartás.

http://elblogde6profeana.blogspot.com.ar/2016/03/los-mitos.html

5. El punto y aparte, y el punto- Seguí el link y resolvé las actividades

http://elblogde6profeana.blogspot.com.ar/2016/07/el-punto-y-aparte.html

6. Lee este fragmento del mito y justificá el uso del punto y aparte.

Empezaba a amanecer. Teseo y sus compañeros, junto con Ariadna, cruzaron sigilosamente las calles de Cnosos y llegaron al puerto.
-Agujeread el casco de todos los navíos cretenses - les ordenó Teseo.
-¿Por qué?- preguntó Ariadna muy sorprendida.
-¿Acaso piensas que tu padre se va a quedar impasible?¿Qué va a permitir que su hija se fugue con el que ha matado al hijo de su esposa?
-Tienes razón- admitió ella-.¡Habrá que ver que castigo impone a Dédalo puesto que el Laberinto no ha servido para proteger al Minotauro como mi padre deseaba!
Cuando despuntó el sol, la galera de Teseo zarpaba del puerto y navegaba rumbo a Grecia...


7. Reglas de tildación. Clasificá las palabras de este texto en agudas, graves y esdrújulas. Explicá por qué llevan o no tilde. ¿Qué sucede con los monosílabos?  (podés consultar las reglas en el libro)

-¡En ese caso, permite que vaya a la isla! Acompañaré a las víctimas y me enfrentaré al Minotauro, Padre. ¡Lo venceré y te libraré de tan horrible deuda!
Al oír aquellas palabras, el anciano Egeo se estremeció y estrechó a su hijo entre sus brazos:

-¡Jamás! Me espantaría perderte.

8- Observación de algunos casos concretos de reglas ortográficas: 
a- Lee las palabras y explica el por qué el uso de los grupos léxicos resaltados y de algunas  expresiones. 
b- De las expresiones resaltadas, utilizá cada una en una oración. 
c- Por último, explicá cuándo las siguientes palabras llevan tilde: que- cuando- como- cuanto

huesos
embate
empezar
envidia
fugue
avistaban
bifurcación
bramido
blandir


demás
además
de más

por qué
porque

Dédalo e Icaro

Uno u otro








miércoles, 7 de junio de 2017

Cuento policial

TRES PORTUGUESES BAJO UN PARAGUAS
SIN CONTAR AL MUERTO
Por Rodolfo Walsh


1
El primer portugués era alto y flaco.
El segundo portugués era bajo y gordo.
El tercer portugués era mediano.
El cuarto portugués estaba muerto.
2
-¿Quién fue?- preguntó el comisario Jiménez.
-Yo no- dijo el primer portugués.
-Yo tampoco- dijo el segundo portugués.
-Yo menos- dijo el tercer portugués.
El cuarto portugués estaba muerto.
3
Daniel Hernández puso los cuatro sombreros sobre el escritorio. Así:
El sombrero del primer portugués estaba mojado adelante.
El sombrero del segundo portugués estaba seco en el medio.
El sombrero del tercer portugués estaba mojado adelante.
El sombrero del cuarto portugués estaba todo mojado.
4
-¿Qué hacían en esa esquina?- preguntó el comisario Jiménez.
-Esperábamos un taxi- dijo el primer portugués.
-Llovía muchísimo- dijo el segundo portugués.
-¡Cómo llovía! Dijo el tercer portugués.
El cuarto portugués dormía la muerte dentro de su grueso sobretodo.
5
-¿Quién vio lo que pasó?- preguntó Daniel Hernández.
-Yo miraba hacia el norte- dijo el primer portugués.
-Yo miraba hacia el este- dijo el segundo portugués.
-Yo miraba hacia el sur- dijo el tercer portugués.
El cuarto portugués estaba muerto. Murió mirando al oeste.
6
-¿Quién tenía el paraguas?- preguntó el comisario Jiménez.
-Yo tampoco- dijo el primer portugués.
-Yo soy bajo y gordo- dijo el segundo portugués.
-El paraguas era chico- dijo el tercer portugués.
El cuarto portugués no dijo nada. Tenía una bala en la nuca.
7
-¿Quién oyó el tiro?- preguntó Daniel Hernández.
-Yo soy corto de vista- dijo el primer portugués.
-La noche era oscura- dijo el segundo portugués.
-Tronaba y tronaba- dijo el tercer portugués.
El cuarto portugués estaba borracho de muerte.
8
-¿Cuándo vieron al muerto?- preguntó el comisario Jiménez.
-Cuando acabó de llover- dijo el primer portugués.
-Cuando acabó de tronar- dijo el segundo portugués.
-Cuando acabó de morir- dijo el tercer portugués.
Cuando acabó de morir.
9
-¿Qué hicieron entonces?- preguntó Daniel Hernández.
-Yo me saqué el sombrero- dijo el primer portugués.
-Yo me descubrí- dijo el segundo portugués.
-Mis homenajes al muerto- dijo el tercer portugués.
Los cuatro sombreros en la mesa.
10
-Entonces, ¿qué hicieron?- preguntó el comisario Jiménez.
-Uno maldijo la suerte- dijo el primer portugués.
-Uno cerró el paraguas- dijo el segundo portugués.
-Uno nos trajo corriendo- dijo el tercer portugués.
El muerto estaba muerto.
11
-Usted lo mató- dijo Daniel Hernández.
-¿Yo, señor?- preguntó el primer portugués.
-No, señor- dijo Daniel Hernández.
-¿Yo, señor?- preguntó el segundo portugués.
-Sí, señor- dijo Daniel Hernández.

jueves, 1 de junio de 2017

El corazón delator- de Edgar Allan Poe


¡Es cierto! Siempre he sido nervioso, muy nervioso, terriblemente nervioso. ¿Pero por qué afirman ustedes que estoy loco? La enfermedad había agudizado mis sentidos, en vez de destruirlos o embotarlos. Y mi oído era el más agudo de todos. Oía todo lo que puede oírse en la tierra y en el cielo. Muchas cosas oí en el infierno. ¿Cómo puedo estar loco, entonces? Escuchen... y observen con cuánta cordura, con cuánta tranquilidad les cuento mi historia.
Me es imposible decir cómo aquella idea me entró en la cabeza por primera vez; pero, una vez concebida, me acosó noche y día. Yo no perseguía ningún propósito. Ni tampoco estaba colérico. Quería mucho al viejo. Jamás me había hecho nada malo. Jamás me insultó. Su dinero no me interesaba. Me parece que fue su ojo. ¡Sí, eso fue! Tenía un ojo semejante al de un buitre... Un ojo celeste, y velado por una tela.
Cada vez que lo clavaba en mí se me helaba la sangre. Y así, poco a poco, muy gradualmente, me fui decidiendo a matar al viejo y librarme de aquel ojo para siempre.
Presten atención ahora. Ustedes me toman por loco. Pero los locos no saben nada. En cambio... ¡Si hubieran podido verme! ¡Si hubieran podido ver con qué habilidad procedí! ¡Con qué cuidado... con qué previsión... con qué disimulo me puse a la obra! Jamás fui más amable con el viejo que la semana antes de matarlo. Todas las noches, hacia las doce, hacía yo girar el picaporte de su puerta y la abría... ¡oh, tan suavemente! Y entonces, cuando la abertura era lo bastante grande para pasar la cabeza, levantaba una linterna sorda, cerrada, completamente cerrada, de manera que no se viera ninguna luz, y tras ella pasaba la cabeza. ¡Oh, ustedes se hubieran reído al ver cuán astutamente pasaba la cabeza! La movía lentamente... muy, muy lentamente, a fin de no perturbar el sueño del viejo. Me llevaba una hora entera introducir completamente la cabeza por la abertura de la puerta, hasta verlo tendido en su cama. ¿Eh? ¿Es que un loco hubiera sido tan prudente como yo? Y entonces, cuando tenía la cabeza completamente dentro del cuarto, abría la linterna cautelosamente... ¡oh, tan cautelosamente! Sí, cautelosamente iba abriendo la linterna (pues crujían las bisagras), la iba abriendo lo suficiente para que un solo rayo de luz cayera sobre el ojo de buitre. Y esto lo hice durante siete largas noches... cada noche, a las doce... pero siempre encontré el ojo cerrado, y por eso me era imposible cumplir mi obra, porque no era el viejo quien me irritaba, sino el mal de ojo. Y por la mañana, apenas iniciado el día, entraba sin miedo en su habitación y le hablaba resueltamente, llamándolo por su nombre con voz cordial y preguntándole cómo había pasado la noche. Ya ven ustedes que tendría que haber sido un viejo muy astuto para sospechar que todas las noches, justamente a las doce, iba yo a mirarlo mientras dormía.
Al llegar la octava noche, procedí con mayor cautela que de costumbre al abrir la puerta. El minutero de un reloj se mueve con más rapidez de lo que se movía mi mano. Jamás, antes de aquella noche, había sentido el alcance de mis facultades, de mi sagacidad. Apenas lograba contener mi impresión de triunfo.
¡Pensar que estaba ahí, abriendo poco a poco la puerta, y que él ni siquiera soñaba con mis secretas intenciones o pensamientos! Me reí entre dientes ante esta idea, y quizá me oyó, porque lo sentí moverse repentinamente en la cama, como si se sobresaltara. Ustedes pensarán que me eché hacia atrás... pero no.
Su cuarto estaba tan negro como la pez, ya que el viejo cerraba completamente las persianas por miedo a los ladrones; yo sabía que le era imposible distinguir la abertura de la puerta, y seguí empujando suavemente, suavemente.
Había ya pasado la cabeza y me disponía a abrir la linterna, cuando mi pulgar resbaló en el cierre metálico y el viejo se enderezó en el lecho, gritando:
-¿Quién está ahí?
Permanecí inmóvil, sin decir palabra. Durante una hora entera no moví un solo músculo, y en todo ese tiempo no oí que volviera a tenderse en la cama. Seguía sentado, escuchando... tal como yo lo había hecho, noche tras noche, mientras escuchaba en la pared los taladros cuyo sonido anuncia la muerte.
Oí de pronto un leve quejido, y supe que era el quejido que nace del terror. No expresaba dolor o pena... ¡oh, no! Era el ahogado sonido que brota del fondo del alma cuando el espanto la sobrecoge. Bien conocía yo ese sonido. Muchas noches, justamente a las doce, cuando el mundo entero dormía, surgió de mi pecho, ahondando con su espantoso eco los terrores que me enloquecían. Repito que lo conocía bien.
Comprendí lo que estaba sintiendo el viejo y le tuve lástima, aunque me reía en el fondo de mi corazón.
Comprendí que había estado despierto desde el primer leve ruido, cuando se movió en la cama. Había tratado de decirse que aquel ruido no era nada, pero sin conseguirlo. Pensaba: "No es más que el viento en la chimenea... o un grillo que chirrió una sola vez". Sí, había tratado de darse ánimo con esas suposiciones, pero todo era en vano. Todo era en vano, porque la Muerte se había aproximado a él, deslizándose furtiva, y envolvía a su víctima. Y la fúnebre influencia de aquella sombra imperceptible era la que lo movía a sentir - aunque no podía verla ni oírla-, a sentir la presencia de mi cabeza dentro de la habitación.
Después de haber esperado largo tiempo, con toda paciencia, sin oír que volviera a acostarse, resolví abrir una pequeña, una pequeñísima ranura en la linterna.
Así lo hice -no pueden imaginarse ustedes con qué cuidado, con qué inmenso cuidado-, hasta que un fino rayo de luz, semejante al hilo de la araña, brotó de la ranura y cayó de lleno sobre el ojo de buitre.
Estaba abierto, abierto de par en par... y yo empecé a enfurecerme mientras lo miraba. Lo vi con toda claridad, de un azul apagado y con aquella horrible tela que me helaba hasta el tuétano. Pero no podía ver nada de la cara o del cuerpo del viejo, pues, como movido por un instinto, había orientado el haz de luz exactamente hacia el punto maldito.
¿No les he dicho ya que lo que toman erradamente por locura es sólo una excesiva agudeza de lossentidos? En aquel momento llegó a mis oídos un resonar apagado y presuroso, como el que podría hacer un reloj envuelto en algodón. Aquel sonido también me era familiar. Era el latir del corazón del viejo. Aumentó aún más mi furia, tal como el redoblar de un tambor estimula el coraje de un soldado.
Pero, incluso entonces, me contuve y seguí callado. Apenas si respiraba. Sostenía la linterna de modo que no se moviera, tratando de mantener con toda la firmeza posible el haz de luz sobre el ojo. Entretanto, el infernal latir del corazón iba en aumento. Se hacía cada vez más rápido, cada vez más fuerte, momento a momento. El espanto del viejo tenía que ser terrible. ¡Cada vez más fuerte, más fuerte! ¿Me siguen ustedes con atención? Les he dicho que soy nervioso. Sí, lo soy. Y ahora, a medianoche, en el terrible silencio de aquella antigua casa, un resonar tan extraño como aquél me llenó de un horror incontrolable. Sin embargo, me contuve todavía algunos minutos y permanecí inmóvil. ¡Pero el latido crecía cada vez más fuerte, más fuerte! Me pareció que aquel corazón iba a estallar. Y una nueva ansiedad se apoderó de mí... ¡Algún vecino podía escuchar aquel sonido! ¡La hora del viejo había sonado! Lanzando un alarido, abrí del todo la linterna y me precipité en la habitación. El viejo clamó una vez... nada más que una vez. Me bastó un segundo para arrojarlo al suelo y echarle encima el pesado colchón. Sonreí alegremente al ver lo fácil que me había resultado todo. Pero, durante varios minutos, el corazón siguió latiendo con un sonido ahogado. Claro que no me preocupaba, pues nadie podría escucharlo a través de las paredes. Cesó, por fin, de latir. El viejo había muerto. Levanté el colchón y examiné el cadáver. Sí, estaba muerto, completamente muerto. Apoyé la mano sobre el corazón y la mantuve así largo tiempo. No se sentía el menor latido. El viejo estaba bien muerto. Su ojo no volvería a molestarme.
Si ustedes continúan tomándome por loco dejarán de hacerlo cuando les describa las astutas precauciones que adopté para esconder el cadáver. La noche avanzaba, mientras yo cumplía mi trabajo con rapidez, pero en silencio. Ante todo descuarticé el cadáver. Le corté la cabeza, brazos y piernas.
Levanté luego tres planchas del piso de la habitación y escondí los restos en el hueco. Volví a colocar los tablones con tanta habilidad que ningún ojo humano -ni siquiera el suyo- hubiera podido advertir la menor diferencia. No había nada que lavar... ninguna mancha... ningún rastro de sangre. Yo era demasiado precavido para eso. Una cuba había recogido todo... ¡ja, ja!
Cuando hube terminado mi tarea eran las cuatro de la madrugada, pero seguía tan oscuro como a
medianoche. En momentos en que se oían las campanadas de la hora, golpearon a la puerta de la calle.
Acudí a abrir con toda tranquilidad, pues ¿qué podía temer ahora?
Hallé a tres caballeros, que se presentaron muy civilmente como oficiales de policía. Durante la noche, un vecino había escuchado un alarido, por lo cual se sospechaba la posibilidad de algún atentado. Al recibir este informe en el puesto de policía, habían comisionado a los tres agentes para que registraran el lugar.
Sonreí, pues... ¿qué tenía que temer? Di la bienvenida a los oficiales y les expliqué que yo habíalanzado aquel grito durante una pesadilla. Les hice saber que el viejo se había ausentado a la campaña. Llevé a los visitantes a recorrer la casa y los invité a que revisaran, a que revisaran bien. Finalmente, acabé conduciéndolos a la habitación del muerto. Les mostré sus caudales intactos y cómo cada cosa se hallaba en su lugar. En el entusiasmo de mis confidencias traje sillas a la habitación y pedí a los tres caballeros que descansaran allí de su fatiga, mientras yo mismo, con la audacia de mi perfecto triunfo, colocaba mi silla en el exacto punto bajo el cual reposaba el cadáver de mi víctima.
Los oficiales se sentían satisfechos. Mis modales los habían convencido. Por mi parte, me hallaba perfectamente cómodo. Sentáronse y hablaron de cosas comunes, mientras yo les contestaba con animación. Mas, al cabo de un rato, empecé a notar que me ponía pálido y deseé que se marcharan. Me dolía la cabeza y creía percibir un zumbido en los oídos; pero los policías continuaban sentados y charlando. El zumbido se hizo más intenso; seguía resonando y era cada vez más intenso. Hablé en voz muy alta para librarme de esa sensación, pero continuaba lo mismo y se iba haciendo cada vez más clara... hasta que, al fin, me di cuenta de que aquel sonido no se producía dentro de mis oídos.
Sin duda, debí de ponerme muy pálido, pero seguí hablando con creciente soltura y levantando mucho la voz. Empero, el sonido aumentaba... ¿y que podía hacer yo? Era un resonar apagado y presuroso..., un sonido como el que podría hacer un reloj envuelto en algodón. Yo jadeaba, tratando de recobrar el aliento, y, sin embargo, los policías no habían oído nada. Hablé con mayor rapidez, con vehemencia, pero el sonido crecía continuamente. Me puse en pie y discutí sobre insignificancias en voz muy alta y con violentas gesticulaciones; pero el sonido crecía continuamente. ¿Por qué no se iban? Anduve de un lado a otro, a grandes pasos, como si las observaciones de aquellos hombres me enfurecieran; pero el sonido crecía continuamente. ¡Oh, Dios! ¿Qué podía hacer yo? Lancé espumarajos de rabia... maldije... juré... Balanceando la silla sobre la cual me había sentado, raspé con ella las tablas del piso, pero el sonido sobrepujaba todos los otros y crecía sin cesar. ¡Más alto... más alto... más alto! Y entretanto los hombres seguían charlando plácidamente y sonriendo. ¿Era posible que no oyeran? ¡Santo Dios! ¡No, no! ¡Claro que oían y que sospechaban! ¡Sabían... y se estaban burlando de mi horror! ¡Sí, así lo pensé y así lo pienso hoy! ¡Pero cualquier cosa era preferible a aquella agonía! ¡Cualquier cosa sería más tolerable que aquel escarnio! ¡No podía soportar más tiempo sus sonrisas hipócritas! ¡Sentí que tenía que gritar o morir, y entonces... otra vez... escuchen... más fuerte... más fuerte... más fuerte... más fuerte!
-¡Basta ya de fingir, malvados! -aullé-. ¡Confieso que lo maté! ¡Levanten esos tablones! ¡Ahí...ahí!¡Donde está latiendo su horrible corazón!