En el sector este de la Plaza se instaló desde principios del siglo XVII el Fuerte de la ciudad. Su construcción finalizó en la década de 1720,32 y estaba amurallado con piedras y rodeado por un foso. Sólo se accedía a él por la Plaza Mayor, mediante un puente levadizo que se encontraba donde hoy está construido el arco central de la Casa Rosada.
A partir del siglo XVIII la ciudad comenzó a desarrollarse hacia el sur, ya que a través del puerto del Riachuelo se introducían mercaderías tanto de forma legal como de contrabando. En 1769 se crearon las primeras parroquias: Catedral, San Nicolás, El Socorro, Montserrat, La Piedad y La Concepción. La construcción de iglesias ha sido muy importante en el desarrollo de la ciudad, ya que alrededor de ellas se comenzaron a formar los primeros barrios. Hacia el norte del fuerte, bordeando el río, existía un lugar de esparcimiento público llamado Paseo de la Alameda. El lugar existió hasta que fue necesario rellenar el río para la ejecución de obras portuarias, convirtiéndose en el siglo XIX en el Paseo de Julio.
l 6 de mayo de 1853 el Congreso Constituyente Nacional dictó una ley que determinaba que la ciudad iba a ser dividida en relación con las once parroquias, y que cada una tendría dos representantes llamados municipales. El funcionamiento de la Municipalidad estaba a cargo de las Comisiones de Seguridad, Higiene, Educación, Obras Públicas y Hacienda, integradas por tres personas cada una. Los miembros de las comisiones eran elegidos entre los 22 municipales, quienes debían ser padres de familia, "de probidad notoria, respetabilidad y práctica en los negocios".
Entre 1854 y 1861 la provincia de Buenos Aires, si bien no se declaró libre, se separó del resto de las trece provincias que conformaron la Confederación Argentina con capital en ciudad de Paraná en la Provincia de Entre Ríos; y formó un estado independiente, el Estado de Buenos Aires. Esto generó la necesidad de organizar la provincia en todos sus aspectos, incluido el municipal.
El primer tren argentino partió desde la Estación del Parque, en Buenos Aires.
El 11 de octubre de 1854 el Poder Legislativo de la provincia de Buenos Aires sancionó una ley, similar a las sancionadas por Urquiza y los Constituyentes, basada en las parroquias. Los municipales debían ser mayores de 25 años o emancipados, y debían tener un capital de diez mil pesos de la época o una renta.